La reinserción social es uno de los desafíos más grandes de México y es una de las causas con las que están comprometidos los dueños de La Cosmopolitana.
Este reto se ha vuelto más complejo en medio de la pandemia. Si bien han comenzado nuevos programas de capacitación laboral que responden a la crisis sanitaria, al exterior el panorama no es tan favorable.
Programas de reinserción social en reclusorios durante COVID-19
La formación educativa y la capacitación profesional son los pilares de la reinserción social.
A través de la Fundación Pablo Landsmanas, los dueños de La Cosmopolitana han ayudado a más de 1,300 internos, proporcionándoles una ocupación formal remunerada mientras cumplen su sentencia en las cárceles.
Esta acción se suma a los esfuerzos de otras organizaciones para darles una profesión a las personas detenidas. Sin embargo, algunos de los empleos disponibles han tenido que cambiar debido a la pandemia.
Otra empresa que contribuye a la capacitación laboral de los internos es Prison Art, la cual se dedica a la fabricación de bolsas de moda.
Frente a la COVID-19, la marca tuvo que repensar su línea de negocio para continuar dando empleo a los internos, por lo que comenzaron a elaborar cubrebocas y repartirlos entre los centros penitenciarios de la Ciudad de México y el Estado de México.
Asimismo, la Secretaría de Gobierno de la CDMX, en colaboración con otras instancias públicas y privadas nacionales e internacionales, han puesto en marcha un programa para la producción de mascarillas.
Esta iniciativa también es remunerada para los internos y sigue los lineamientos de calidad para que los cubrebocas sean estériles y desechables. Una parte de la producción es comercializada y la otra es destinada al sistema penitenciario de la Ciudad de México.
Es así como los programas de reinserción social al interior de las cárceles han logrado conservarse. ¿Qué nuevos retos enfrentan los reclusos una vez que cumplen su sentencia?
Dueños de La Cosmopolitana: La pandemia vs. la reinserción social
La pandemia por COVID-19 ha desatado una crisis económica a nivel mundial y sus repercusiones en el futuro continúan siendo inciertas. Este escenario ha complicado la reinserción social de los internos, especialmente en el ámbito laboral.
Las medidas de confinamiento y distanciamiento social han ocasionado que millones de negocios y empresas cierren o recorten personal, lo que provocó la caída del empleo formal:
- De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OI), en cinco meses desaparecieron más empleos formales de los que fueron creados en 2019.
- La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indicó que, del total de quienes pudieron recuperar su empleo en agosto, el 71% lo hizo en el mercado informal.
Esta situación afecta a la mayor parte de la población, pero impacta más a las personas que acaban de recuperar su libertad debido a los estigmas que todavía existen.
Al aceptar trabajos informales o que no son bien remunerados, perpetúan un estado de vulnerabilidad que los afecta a ellos y a sus familias.
La recuperación económica y laboral del país será lenta. Por eso, actores como los dueños de La Cosmopolitana fortalecen sus iniciativas de sostenibilidad económica y social, centrándose en los grupos de riesgo en el país.